Anoche dos miembros de la Junta Directiva de “La otra banda”, como son Sienes y “J.” tuvieron el gran privilegio de asistir a una de las grandes citas del año: La tradicional cena Navideña de Annormal. Hubo más invitados, ya que Bandajena estaba al completo, con la única baja de Isma, por cuestiones de agenda (eso sí estuvo presente como parte de una canción), incluso un conductor de metro andaba por allí.
Este gran evento no defraudó a nadie, incluso los mas excepticistas salieron una sonrisa en la cara, no sabemos si por algún “barbitúrico” que cayó sospechosamente a la comida o por los “Barbitúricos” de alguien; o como gran medida la aparición estrafalaria de algún Elvis y su inseparable esposa que parecía sacada de la novela de Louisa May Alcott “Mujercitas”.
La cena comenzó fuerte, un recibimiento a la altura de las circunstancias nos hizo darnos cuenta que la noche daría mucho que hablar, como al final sucedió. Una disposición de mesa ejemplar, sacada de cualquier presentación de Karlos Arguiñano “el chef”, con una variedad de platos que no dejo indiferente ni al más pintado. Paté, queso Camembert, embutido del bueno, langostinos cocidos y “al microondas”…sin que faltara, como no, kikos y cacahuetes que son indispensable para una cena que se precie. Todo aderezado con un vino tinto de reserva, que uno de los invitados obsequio a los anfitriones como regalo por la invitación. El segundo plato se hizo de rogar, pero como dice el gran refranero español, “lo bueno se hace esperar” y si hubiera que haber esperado dada la magnitud de la exquisitez del plato, seguramente seguiríamos esperando. Un solomillo en su punto, acompañado de esa salsa de pimienta verde que le añadía un plus de sabor que el paladar no rechazaba. EXQUISITO. Luego llego el postre “made in madre de Sienes”, bizcochito relleno de mermelada de fresa al que tal vez una capa de nata por encima le abría dado el toque que le faltaba. Entretanto, habíamos sido obsequiados con una copa de Sheridan, una mezcla de crema de vainilla y licor de café(algo llegado desde Irlanda con amor), que puso el contrapunto necesario después de una copiosa cena a la que solo recordarla la boca se me hace agua.
Y por fin llego el momento que todos esperábamos con deseo, el gran discurso de la anfitriona con copa de sidra en la mano, cual Juancar que se precie, y que estuvo marcado en todo momento con miles de sensaciones, pero sobre todo de agradecimiento hacia las personas que ocupábamos los asientos. Todo buenas palabras llenas de sinceridad que los invitados supimos agradecer con un emotivo y sonoro aplauso.
Después empezó la fiesta, y el alcohol corrió por nuestras venas, y la estrella de la noche fue la música, acompañados a la guitarra por el “duende de la visera” y con la inestimable colaboración haciendo un documento grabado de Iria. Coplas, rumbas, bulerías, rap…no dejamos de destruir tipos de musica en esa fase de la noche, pero sin duda alguna fue el mejor punto y final que pudo tener un evento de estas dimensiones.
Como conclusión y como miembro de “La otra banda”, decir que fue una cena de acercamiento entre las dos bandas, un paso más hacia la total armonía entre los dos bandos, que aun está lejos pero que día a día esa teoría cobra más fuerza y sentido. Lo de menos fue los futbolines y los dardos anoche, anoche tocaba disfrutar. GRACIAS.
jueves, 1 de enero de 2009
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